martes, 22 de enero de 2008

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA /A

 

Lecturas y Moniciones

 

EZEQUIEL 37, 12-14

Así dice el Señor: «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago». Oráculo del Señor.

 

 

ROMANOS 8, 8 11

Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

 

 

Juan 11, 1 45

En aquel tiempo, un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea». Los discípulos le replican: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?» Jesús contestó: «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz». Dicho esto, añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo». Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará». Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa». Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con él». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano». Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?» Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quitad la losa». Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días». Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

 

 

LA MISA DE HOY

 

 

SALUDO

Que el amor de Dios, que nos envió a su Hijo para salvarnos, esté con todos vosotros.

 

 

ENTRADA

Al final de la Cuaresma la liturgia nos presenta a Jesús autor de la vida plena, que ordenó liberar a Lázaro de sus ataduras. "Yo soy la Resurrección y la Vida", nos dice hoy. Vida en plenitud, la que no fenece con la muerte, sino que alcanza la eternidad en la Casa del Padre.

Que esta celebración cuaresmal, cerca ya de la Semana Santa, nos ayude a liberarnos para resucitar con Cristo a una vida nueva.

 

 

ACTO PENITENCIAL

† Ante el ejemplo de Lázaro, liberado de sus ataduras por mandato de Jesús, expresemos nuestra necesidad de liberación y vida nueva.

 

    * Tú que eres la Resurrección y la Vida. Señor, ten piedad.

    * Tú que lloraste ante el sepulcro de tu amigo Lázaro. Cristo ten piedad.

    * Tú que, resucitando, eres la garantía de nuestra vida nueva. Señor, ten piedad.

 

† Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos participar de la vida que Tu quisiste darnos en abundancia. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

 

LECTURA PROFÉTICA

 

Ezequiel proclama una promesa de Dios a los desterrados en Babilonia. Son palabras de esperanza, ya que Dios no se olvida de nosotros. Dios vence la muerte y prepara un futuro glorioso.

 

 

SALMO RESPONSORIAL

 

R/.  Del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa.

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 

Si llevas la cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora.

 

Porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

 

 

LECTURA APOSTÓLICA

 

San Pablo proclama la fe en la Resurrección. El Espíritu habita en nosotros, el mismo que resucitó a Jesús. Él nos infundirá ahora vida nueva, la Vida Eterna.

 

 

LECTURA EVANGÉLICA

 

La resurrección de Lázaro, tal como San Juan la presenta, es una catequesis de preparación para el bautismo, que desarrolla la afirmación de Jesús: "Yo soy la Resurrección y la Vida".

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

† El Señor nos dice: "Yo mismo abriré vuestros sepulcros y os haré salir de vuestros sepulcros". Pidámosle que nos libere de toda esclavitud. Respondamos diciendo: "Ayúdanos, Señor".

 

 

    * Para superar nuestra ignorancia sobre tus misterios. Oremos.

    * Para vencer nuestra poca fe y nuestra comodidad. Oremos.

    * Para no caer en las trampas del consumismo o del falso bienestar. Oremos.

    * Para que seamos más solidarios. Oremos.

    * Para que la vida esté alimentada, protegida y defendida en todos los habitantes de la tierra. Oremos.

    * Para que los que lloran por sus difuntos se consuelen con la fe en la Resurrección. Oremos.

    * Para que todos vivamos con la perspectiva de la Vida Eterna. Oremos.

 

 

† Escucha nuestras súplicas, Señor, para que nuestra pobreza sea fortalecida con los dones de tu bondad. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

 

(De «DABAR»)

 

 

 

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA /A


Lecturas y Moniciones

 

 

I SAMUEL 16,1b 6 7.10 13a

 

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena tu cuerno de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey». Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido». Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón». Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor». Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?» Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas». Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue». Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste». Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

 

 

EFESIOS 5,8 14

 

Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz -toda bondad justicia y verdad son fruto de la luz-, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz».

 

 

Juan 9,1 41

 

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús contestó: «Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?» Unos decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía: «Soy yo». Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?» Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver». Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No sé». Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo». Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: «Que es un profeta». Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?» Sus padres contestaron: «Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse». Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él». Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo». Le preguntan de nuevo: ¿«Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?» Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?» Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene». Replicó él: «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder». Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es». Él dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante él. Jesús añadió: «Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos». Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?» Jesús les contestó: «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste».

 

 

LA MISA DE HOY

 

 

SALUDO

Que Dios abra nuestros ojos para poder descubrir su mensaje y nuestro corazón para aceptarlo en esta celebración en que le daremos gracias por estar presente misteriosamente entre nosotros.

 

 

ENTRADA

Somos la comunidad de quienes hemos encontrado a Jesús en nuestra vida. Cada uno lo ha encontrado de una manera distinta, personal. A veces ese encuentro ha sido tan natural, tan humano, que casi ha pasado inadvertido, pero ha dejado huella, nos ha hecho sentir de cerca que Dios es perdón, que Dios nos ayuda a vivir más intensamente, que abre nuestros ojos a realidades y dimensiones que, sin Él, nos pasarían inadvertidas.

Celebremos, pues, que Él realiza en nosotros el milagro de abrir nuestros ojos a la vida, de devolvernos la luz que tantas veces parece desaparecer y de mostrarnos su amistad y cercanía.

 

 

ACTO PENITENCIAL

A Ti, Dios bueno, que aceptas a todos con su pesada carga de problemas, defectos y pecados, nos dirigimos al comenzar nuestra celebración:

 

    * Tú que conoces el mundo y sabes que estamos hechos de barro con todas las cosas que escondemos en nuestro interior. Señor, ten piedad

    * Tú que has compartido nuestra existencia y te has encontrado con nosotros en la calle, en casa y en el trabajo y sabes muy bien cómo somos. Cristo, ten piedad

    * Tú que siempre nos acoges, nos comprendes, nos das esperanza y nos animas a seguir nuestro camino habiendo aligerado nuestra carga. Señor, ten piedad.

 

Dios nos acepta, nos muestra su amistad, nos perdona y nos invita a compartir la vida eterna

 

 

LECTURA NARRATIVA

 

Ya en uno de los libros más antiguos de la Biblia se nos dice que Dios no nos quiere por nuestra apariencia, ni por nuestros méritos, ni por nuestras cualidades. Dios nos quiere porque sí. Todos podemos ser sus colaboradores en hacer que otros lo conozcan.

 

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 22)

 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar,

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.

 

Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,

porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.

 

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

 

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

 

El Señor es mi pastor, nada me falta.

 

 

LECTURA APOSTÓLICA

Lectura apostólica. A los creyentes se nos dirige esta lectura que evoca muchas cosas y no necesita explicación. Estando atentos caeremos en la cuenta de la invitación que nos hace a vivir en la luz y siendo luz. Es decir, a ser cables por los que pueda pasar la luz de Dios a nuestro mundo

 

 

LECTURA EVANGÉLICA

Narración llena de detalles irónicos en los que podemos vernos reflejados. Cada cual verá dónde se descubre, si en el ciego que consigue superar su situación, si en los padres que no se atreven a verse comprometidos, si en los guardianes de una religiosidad que, en lugar de favorecer la relación con Dios, impedía la experiencia cercana y bondadosa de Dios.

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

† Desde la contemplación que cada día hacemos de las necesidades del mundo nos dirigimos a Ti, Dios bueno, queriendo reflejar en nuestras peticiones esas necesidades y problemas que parecen desbordarnos.

 

    * Por los creyentes cristianos, para que nunca seamos un obstáculo y un impedimento para quienes te buscan desde su angustia. Roguemos al Señor

    * Por todos los que te buscan con anhelo para que puedan ver que estás cerca de quienes sufren. Roguemos al Señor

    * Por todos los necesitados que pueden abrir nuestros ojos a la vida real y a tu presencia misteriosa, para que vivan con esperanza y nos sientan próximos. Roguemos al Señor.

    * Por los que celebramos la cuaresma y nos acercamos a vivir la dimensión profunda de la vida en la Semana Santa, para que no nos desvíen la atención los preparativos externos. Roguemos al Señor

 

† Escucha, Padre de bondad, estas súplicas que salen de nuestros corazones conmovidos por lo que vemos a nuestros alrededor, hazlo porque lo necesitamos y porque te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

TERCER DOMINGO DE CUARESMA /A


Lecturas y moniciones

 

EXODO 17, 3-7

 

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?» Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen». Respondió el Señor a Moisés: «Preséntate al pueblo llevando contigo alguno de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor diciendo: «¿Está o no esta el Señor en medio de nosotros?»

 

 

ROMANOS 5,1 2.5-8

 

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

 

 

Juan 4,5 42

 

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla». Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». La mujer le dice: «Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron cul­to en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén». Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salva­ción viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Pa­dre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera ha­blando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?» La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: «Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías?» Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían: «Maestro, come». Él les dijo: «Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis». Los discípulos comentaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien de comer?» Jesús les dice: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores». En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho». Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».

 

 

LA MISA DE HOY

 

SALUDO

La gracia que Jesús nos trae desde el Padre y el regalo de su vida para la eternidad, estén siempre con vosotros.

 

ENTRADA

Avanzamos en el recorrido de la Cuaresma y el ciclo A nos propone, para estos tres domingos finales, tres reflexiones de temática bautismal. Hoy, Jesús es el agua. El próximo domingo, Jesús es la luz. El último domingo de Cuaresma, Jesús es la Vida. El agua es necesaria para vivir, pero, según el evangelio de la Samaritana, Jesús es la única fuete de nuestra vida y al único que necesitamos para vivir. El agua bautismal expresa que Jesús es la garantía de nuestra vida para la eternidad. Bienvenidos.

 

 

ACTO PENITENCIAL

Mirando nuestra condición de pecadores, necesitamos pedir perdón a Dios.

 

- Tú, el agua que da la Vida. Señor, ten piedad.

- Tú, el agua que nos purifica. Cristo, ten piedad.

- Tú, el agua que mana hasta la vida eterna. Señor, ten piedad.

 

Que Dios, que todo lo puede, nos mire con misericordia, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

 

LECTURA NARRATIVA

"¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?" Es una pregunta peligrosa porque trata de tentar a Dios. Cuando tenemos dificultades, es mucho más fácil echar balones fuera, culpar a Dios, que implicarnos en buscar soluciones. Mientras perdemos el tiempo murmurando, podíamos dedicarlo al esfuerzo de resolver los problemas y aprender de ellos. Esperar que nos den la solución hecha no nos resulta nada pedagógico.

 

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 94)

R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:

«No endurezcáis vuestro corazón»

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

vitoreándolo con cantos.

 

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo, el rebaño que el guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

 

 

LECTURA APOSTÓLICA

Jesucristo no murió por gente honrada y buena, sino por gente pecadora. Su entrega tiene así más valor, pero nos muestra, ante todo, que Dios nos ama, que espera en nosotros, que cree en nuestra recuperación. La redención obrada por Jesús nos hace dignos ante Dios para que su esperanza se realice en nosotros.

 

LECTURA EVANGÉLICA

¿Quién da de beber a quién? Da mejor agua quien la posee, acaba bebiendo el que tiene más sed. En el relato de Jesús y la samaritana todo empieza al revés: Ella es la que parece tener el agua en su mano mientras que Jesús aparece como el sediento. Sin embargo, acaba viéndose que el agua de Jesús es mejor y que la samaritana acaba manifestando y saciando una sed mucho mayor. La persona de Jesús es el agua que sacia y que Dios nos da para la eternidad.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

† Pongamos ante el Padre nuestra oración confiada de hijos.

- Por la Santa Iglesia, para que realice en el mundo la misión que Jesús le confió. Roguemos al Señor.

- Por la paz y el desarrollo de todos los pueblos. Para que la justicia universal favorezca unas relaciones solidarias. Roguemos al Señor.

- Para que el culto que ofrecemos cada uno de nosotros en esta Eucaristía sea en espíritu y en verdad. Roguemos al Señor.

- Para que sintamos la responsabilidad que nuestro bautismo nos confirió, haciéndonos evangelizadores de Jesús, y la llevemos adelante. Roguemos al Señor.

- Para que Dios sacie a su pueblo con el agua de la vida y la eternidad. Roguemos al Señor.

† Oración: Atiende, Dios bueno, nuestras súplicas y ven en ayuda de los que te invocan. Por JCNS.

 

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA /A


LECTURAS
y Moniciones

GENESIS 12, 1-4a

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: «Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo». Abrán marchó, como le había dicho el Señor

II TIMOTEO 1, 8b 10

Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.

 

MATEO 17, 1 9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo». Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis». Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos».

 

 

LA MISA DE HOY

 

SALUDO

Hermanos: Que Dios Padre, que en su Hijo Jesucristo, nos muestra su gracia y nos llama vivir como hijos suyos esté con todos vosotros.

 

ENTRADA

Caminamos hacia la Pascua. En este itinerario cuaresmal la oración, la caridad y el ayuno van ayudándonos en el proceso de conversión al amor de Dios Padre.

 

Hoy, en la escena evangélica de la Transfiguración, Cristo se muestra como el Hijo amado de Dios Padre. Dios Padre nos lo presenta como su Palabra: plena de vida y esperanza. Asistimos a un anticipo de la gloria de la Pascua. La Pasión y muerte de Jesús quedan iluminadas a la luz de la Resurrección.

 

Que esta Eucaristía nos vaya configurando con Cristo, Palabra revelada del Padre. Que en medio de las dificultades la fidelidad de Dios ilumine nuestro testimonio cristiano para poder dar razón de Cristo, esperanza y vida nuestra.

 

 

ACTO PENITENCIAL

En el seguimiento de Cristo, con frecuencia experimentamos en nosotros infidelidad y rechazo a su Palabra. Humildemente pedimos a Dios Padre perdón por nuestros pecados.

 

    * Porque ponemos excusas a la hora de vivir de forma auténtica nuestra fe en Jesús, el Hijo amado del Padre. Señor, ten piedad

    * Porque olvidamos la dimensión misionera en nuestra vida cristiana, debido a la comodidad y la pereza. Cristo, ten piedad.

    * Porque no te escuchamos como la única Palabra que da vida, e ilumina la cruz como paso a la Pascua. Señor, ten piedad.

 

 

LECTURA NARRATIVA

Dios llama a Abraham para formar un pueblo que será el que recibirá las promesas y del que nacerá el Salvador, el Mesías esperado y anunciado. La vocación de Abraham comporta una serie de exigencias. Deja todo y se pone en camino. Él responde a Dios desde la fe: una fe en el Señor que implica amistad, confianza, disponibilidad y obediencia a la Palabra. Dios sostiene y acompaña a Abraham en su vocación.

 

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32)

 

R/.  Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

 

La palabra del Señor es sincera

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra.

 

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

 

Nosotros aguardamos al Señor:

él es nuestro auxilio y escudo.

Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

 

 

LECTURA APOSTÓLICA

San Pablo anima a los cristianos a colaborar en el anuncio del Evangelio, fortalecidos y animados por la gracia de Dios que se nos ha dado y comunicado en Jesucristo. Hemos sido llamados a la fe. La respuesta a la vocación a la santidad cristiana requiere de nosotros fidelidad y confianza.

 

 

LECTURA EVANGÉLICA

Jesús se revela a tres de sus discípulos como el Hijo de Dios. Él es el Mesías glorioso, el Señor. Dios Padre no sólo ratifica la identidad de su Hijo Jesús, sino que también nos lo muestra como su Palabra. Palabra que lleva a cumplimiento y completa la Ley y los Profetas. Dios nos invita a escuchar a su Hijo: es escucharle a Él mismo. Jesús anticipa para nosotros su resurrección, ayudándonos a ver el momento de su Pasión y muerte en la cruz como camino hacia la Pascua, hacia la vida definitiva del Padre.

 

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

† El Señor es compasivo y misericordioso. Él atiende nuestras súplicas. Confiando en la misericordia de Dios le presentamos nuestras necesidades: Conviértenos, a ti, Señor.

 

    * Por toda la Iglesia, para que la vivencia de la fe en Jesús haga de cada uno de los bautizados testigos convencidos del amor de Dios Padre. Oremos

    * Por los que trabajan en el mundo de la educación y la cultura para no eliminen en sus tareas y actividades el papel imprescindible que tiene la relación con Dios en el crecimiento y desarrollo integral de la persona. Oremos

    * Por todos los que pasan por dificultades en su vida para que la confianza en Dios, sea la fuente de serenidad, fuerza y esperanza a la hora de afrontar las situaciones dolorosas. Oremos.

    * Por esta parroquia (esta comunidad) para que viviendo como hijos amados de Dios favorezcamos un auténtico seguimiento de Cristo y una sincera caridad y fecundo servicio a los hermanos. Oremos

 

 

† Señor Jesús, sólo Tú tienes palabras de Vida eterna. Que a la luz de la resurrección comprendamos los momentos de pasión y sufrimiento como paso necesario a la Vida plena de la Pascua. Tú que vives y reinas…

 

 

lunes, 21 de enero de 2008

CANTOS PARA LA CUARESMA

 

 

Canto de entrada

 

ME INVOCARÁ Y LO ESCUCHARÉ,

LO DEFENDERÉ, LO GLORIFICARÉ,

LO SACIARÉ DE LARGOS DÍAS

Y LE HARÉ VER LA SALVACIÓN.

 

 

Tú que habitas al amparo del Altísimo

di al Señor: "Dios mío, confío en ti."

 

El Señor ha dado órdenes a sus ángeles

para que te guarden en tus caminos.

 

Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

 

Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Renuévame por dentro con espíritu firme.

 

Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciaré de gozo en tu presencia.

 

 

Salmo responsorial

 

1) Misericordia, Señor,

       hemos pecado.

 

1) Tus sendas, Señor,

       son misericordia y lealtad

 

2) Que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros

como lo esperamos de ti.

 

2) Caminaré en presencia del Señor

 

3) Ojalá escuchéis hoy mi voz.

       No endurezcáis vuestro corazón.

 

3) Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

 

4) El Señor es mi pastor nada me falta.

 

4) Que se me pegue la lengua al paladar

si no me aceurdo de ti.

 

5) Del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa

 

5) Oh Dios,

crea en mí un corazón puro

 

6) Dios mío, Dios mío,

       ¿por qué me has abandonado?

 

 

Saludo al evangelio

 

Tu palabra, Señor, es la verdad

y tu Ley nuestra libertad.

 

 

COMUNIÓN

 

CRUZ DE CRISTO VENCEDOR,

TE_ADORAMOS, SÁLVANOS.

 

1) Ved la cruz de salvación

donde Dios nos dio la vida;

precio de la Redención

de la humanidad caída.

 

2) Ara donde se inmoló

el Cordero inmaculado.

Cristo en ti nos redimió

de la muerte y del pecado.

 

3) Árbol santo e inmortal,

son tus frutos redentores.

Gracia, luz, perdón y paz

brindas a los pecadores.

 

4) Nave firme en el luchar

con las olas de la vida.

Faro en nuestro navegar

a la Patria prometida.

 

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA «A»


LECTURAS y Apoyos litúrgicos

GENESIS 2, 7-9; 3,1-7

El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?» La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: "No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte"». La serpiente replicó a la mujer: «No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal». La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

ROMANOS 5,12.17-19

Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuánto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.

MATEO 4,1-11

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"». Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras"». Jesús le dijo: «También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"». Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto"». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

SALUDO
† Que el Padre del Cielo, que nos regala este tiempo de conversión, esté con todos vosotros

ENTRADA
Bienvenidos a la fiesta de la Eucaristía. Llegamos a ella en este tiempo de Cuaresma recién estrenado aún con nuestros corazones manchados, llenos de ceniza, pero esperanzados, porque Dios nos invita a su casa para celebrar la gran fiesta de la Salvación. Él, que nos quiere regalar una nueva oportunidad de cambiar y de elegir volver a su lado, nos ha preparado hoy sitio en esta celebración. Que esa alegría nos llene y nos anime a sentirnos todos invitados.

ACTO PENITENCIAL

† Desde la confianza en que Dios no mira los pecados, sino el arrepentimiento, pidamos que nos perdone.

-Tú que nos regalas la vida, Señor, ten piedad.

-Tú que nos entregas la libertad, aunque podamos equivocarnos al usarla, Cristo, ten piedad.

-Tú, que nunca te cansas de darnos nuevas oportunidades de enmendarnos, Señor, ten piedad

LECTURA NARRATIVA
Una de las primeras realidades a las que se enfrenta el hombre, creado por Dios, es la de la tentación, usar la propia libertad para tener que optar. Querer ser como Dios, en el conocimiento de lo bueno y lo malo, fue la tentación primera, y la desobediencia, lo que llamamos el primer pecado. Escuchemos el libro del Génesis.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 50)

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado.





Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
lava del todo mi delito, limpia mi pecado

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.


LECTURA APOSTÓLICA

La Historia de la Salvación es una constante ida y vuelta… el hombre que se aleja de Dios, Dios que se acerca al hombre… hasta que ese acercamiento y su salvación se hacen definitivos, y eso ocurre al encarnarse en Jesús, que siendo él justo nos justificó. Así lo anuncia Pablo:

LECTURA EVANGÉLICA

También Jesús, siendo hombre, fue tentado como nosotros. Pero nos mostró una actitud nueva ante la tentación: mirar hacia arriba, al Padre, y preguntarse qué es lo que Él espera de nosotros. Fiel a su misión, escuchemos cómo Jesús nos propone responder a las tentaciones.

ORACIÓN DE LOS FIELES

† Con la confianza puesta en que Dios siempre nos escucha y en el gran amor que nos tiene, dirijámosle nuestras plegarias diciendo: Te lo pedimos, Señor.

-Por la Iglesia. Para que cuantos la formamos nos sintamos realmente la gran familia de los que seguimos a Jesús, y nos esforcemos cada uno y como comunidad por vivir a su estilo, renunciando a cuantas actitudes y medios nos aparten de nuestra auténtica misión. Pidámoslo juntos.

-Por los que rigen los pueblos y las sociedades. Para que respeten la libertad de los ciudadanos, y ordenen su gobierne hacia la leal y justa convivencia de todos, creando cauces de mayor fraternidad y solidaridad. Pidámoslo juntos.

-Por los educadores. Para que sepan crear conciencia del gran valor de la libertad, y al mismo tiempo enseñen a respetar la libertad del otro. Y para que creen en los educandos recursos válidos que les ayuden en los momentos de tener tentaciones. Pidámoslo juntos.

-Por los que sufren. Para que no pierdan la esperanza ni caigan en la tentación del derrotismo. Y para que cuantos estamos a su alrededor no caigamos en la tentación de lavarnos las manos ante su dolor, sino que compartamos con ellos su sufrimiento, soledad o esfuerzo, de cara a superarlo o paliarlo. Pidámoslo juntos.

† Escucha, Señor, lo que te pedimos, y dirige nuestros corazones para que siempre sepamos mirar hacia ti y pedir cuanto nos conviene. Te lo pedimos por tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor.